lunes, 15 de abril de 2013

La Catedral del Mar

La Catedral del Mar... Ese libro que le compré a mi madre años atrás y que me parecía demasiado gordo como para leérmelo algún día...

Supongo que con el paso de los años mi visión de libro que se puede usar para calzar una mesa, y libro que merece la pena leer ha cambiado bastante. Aunque, la verdad, siempre me han gustado los libros interminables, como La Historia Interminable (cuando dice que es interminable, lo es. Me leí todo el libro... Excepto las últimas 50 páginas. ¿Por qué?  No lo sé. Esa es otra historia, y deberá ser contada en otro momento.).

Así que voy a comenzar con la crítica a este libro de Ildefonso Falcones.


Lo primero que tengo que decir, es que tiene 672 páginas, así que, si no os gusta leer, podéis parar aquí, porque no la acabaréis. Lo segundo es que a los que sí os gusta leer y os gustaron libros como Los Pilares de la Tierra, y le tenéis cariño a la literatura situada en la Edad Media (no como yo, porque lo mío ya es una obsesión insana) lo vais a disfrutar mucho. 



Ildefonso Falcones con su libro, La Catedral del Mar
El enfoque del libro es bastante diferente al de Ken Follet, a pesar de que también esté situado en la edad media y el centro (en el libro de Ildefolso Falcones, mucho más importante)  de la novela sea la Catedral. Además, la historia y los objetivos que se marcan los personaje cambia según avanza la novela y también lo hacen sus vidas. Por ejemplo, al principio tenemos a Bernat Estanyol, un siervo de la tierra que escapa a Barcelona con su hijo Arnau, y allí se propone conseguir la libertad.  Y después, Ildefonso nos cuenta la vida completa de Arnau, añadiendo más historias paralelas a la suya, cuyos protagonistas son personajes que el hijo de Bernat ha ido conociendo a lo largo del libro. 

Estas historias paralelas se van cruzando sin que algunos de los personajes se den cuenta, hasta colisionar todas en el final, y volver a disgregarse.


Lo que más me sorprendió de la novela, fue la nota final del escritor, osease: La base histórica. Cuando terminé La Catedral del Mar, ya sentía esa angustia propia de los libros que realmente llegan al alma, pero cuando leí de cabo a rabo los acontecimientos históricos que acompañan a la historia, me quedé sin habla, ya que algunos de los pasajes de la historia son realmente asombrosos.


Así que el libro atrapa. Completamente. No puedo negar que hubo tardes en las que dejé de hacer los deberes solo para leer, ya que la historia tiene un poco de todo, e incluso plasma la cruda realidad del Medievo de una forma concisa y en mi opinión, nada morbosa, lo cual me parece muy importante. Podría decirse que este libro tiene una parte importante de documental


Así que, para terminar, os recomiendo encarecidamente (no, realmente os estoy obligando) que lo leáis, porque es una de esas novelas que se quedan dentro y que una tiene muy presente a la hora de escribir sus propios relatos. Además, y para los románticos, dejo caer que el toque amoroso de la novela no es para nada típico. 



Sin más dilación, aquí termino.
¡Que vuestras cabecitas permanezcan despiertas!  

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